“Vieja el que se raje”, “No seas niña, párate”. Frases como estas son las que durante muchos años nos han hecho sentir inferiores al género masculino. ¿Somos menos inferiores, menos fuertes, menos audaces, menos rápidas? Algunos hombres piensan que sí, y ese tipo de creencias son tal vez una de las razones por las cuales las mujeres hemos sido excluidas en diversos ámbitos profesionales.
Me llamo Yasel y juego futbol. Desde chiquita siempre me ha gustado este deporte; veía los partidos en la tele y asistía a ver jugar a mis hermanos. Sí, solo asistía, pero en ningún momento mencioné que yo jugaba. Durante un tiempo, solo fui observadora y no podía vivir la emoción de jugar un partido o formar parte de un equipo.
A pesar de que el futbol me apasionaba, no podía practicarlo porque mucha gente creía que es un deporte solo para hombres. Tengo 3 hermanos varones y soy la más chica; yo quería jugar con ellos y me decían que no, porque me podían lastimar. Eso me hacía sentir imponente, incapaz de poder cumplir mi ilusión de jugar. Sin embargo, nunca me rendí. Siempre mantuve la esperanza de que algún día podría jugarlo sin que alguien me lo prohibiera. Y yo, como muchas otras soñadoras y fanáticas del futbol, ¡lo logré!
Han transcurrido 123 años desde el primer partido oficial de futbol femenil[i] y apenas hace un año se creó una liga dirigida para todas las futbolistas del país. Esto nos demuestra lo siguiente: “el que persevera alcanza”.Por l tanto las mujeres podemos realizar actividades que se creían exclusivas de los hombres.
A través de este blog quiero compartirles lo que ha sucedido desde el inicio del futbol femenil y contar algunas historias a partir de la creación de la Ligamx femenil, las transferencias de las jugadoras que han llegado a formar parte de la selección femenil sub 20, los reconocimientos de grandes futbolistas, etc.
No, no somos menos inferiores, ni menos fuertes, ni menos agiles, ni menos rápidas, y eso se demuestra en la cancha, y tampoco nos rajamos, ¿juegas?
